La vida cambia por completo cuando una persona entra en la tercera edad. Por una parte, es una de las cosas que siempre queremos que lleguen porque implica que dejamos de lado todas nuestras obligaciones laborales y empezamos a disfrutar de todas y cada una de las horas del día. Pero, por otro lado, también implica tener mucho más cuidado con nuestra salud puesto que es normal que esta sea más frágil que en otros momentos de la vida. Por eso siempre aparecen mariposas en el estómago cuando estamos a las puertas de entrar en esa tercera edad. Sabemos que comienza una nueva etapa.
Con la llegada de esa nueva etapa también llega una serie de nuevas necesidades de las que tenemos que estar muy pendientes. Como es lógico y como ya hemos indicado en el primer párrafo, la salud ha de ser lo primordial. Y para ello debemos estar muy pendientes de todo lo que eso implica. Hay personas mayores que tienen la suerte de vivir en pareja todavía y que se pueden cuidar las unas a las otras. Sin embargo, hay otro grupo que ya ha enviudado o que simplemente vive solo. Tanto unas personas como otras necesitan ayuda, pero está claro que las que viven solas necesitan algo más.
Vivimos en un país en el que cada vez hay más personas mayores. Si atendemos a los datos que aparecen en esta gráfica de Statista en la que se realiza un recuento de las personas de más de 65 años que se encuentran o se han encontrado en España en cada uno de los años situados entre 2002 y 2024, podemos ir viendo cómo ha crecido este grupo de un tiempo a esta parte. En el primero de esos años, la cifra se encontraba ligeramente por debajo de los 7 millones, mientras que a 1 de enero de este año, ya estaba al borde de los 10 millones. Este crecimiento tiene que ver con muchas cosas: dos de las que nos gustaría destacar son, por un lado, la llegada a los 65 años de buena parte de la generación conocida como Baby Boom y, por otro, el aumento de la esperanza de vida, que hace que tanto hombres como mujeres vivamos más años.
En ese aumento de la esperanza de vida tiene mucho que ver una mejora de las prestaciones de salud que reciben nuestros mayores. El hecho de que haya crecido tanto el número de personas en edad de jubilación en nuestro país ha hecho que las instituciones refuercen en buena medida los cuidados orientados a este tipo de personas. Y es que todos somos conscientes de que un mantenimiento de la salud ya no solo alarga la esperanza de vida de la gente, sino que hace posible que esos años de ancianidad sean mucho mejores.
Y es que, de lo contrario, sería completamente imposible que una persona fuera feliz a partir de una avanzada edad. Las personas mayores son mucho más propensas a padecer enfermedades de todo tipo. Algunas de las más habituales son los ictus, la artritis, la artrosis, hipertensión, Parkinson, rotura de huesos, fibromialgia… y alguna más en la que queremos detenernos un poco:
- Alzheimer. Hablamos de una enfermedad que podríamos catalogar como de las más tristes. La persona que la sufre va perdiendo los recuerdos y la capacidad de reconocer a sus seres queridos. Eso hace que también sea un drama para las personas que rodean al enfermo o enferma. Y, por desgracia, es una enfermedad bastante común entre las personas mayores en España.
- Problemas auditivos y visuales. No os resultará raro que una persona mayor tenga que llevar un aparato para escuchar mejor o que haya sido operada de cataratas. Es algo que prácticamente todo el mundo cataloga como normal a partir de la edad de jubilación.
- Depresión. Hablamos de una de las enfermedades silenciosas que más afectan a la vida de nuestros mayores. Hay muchas razones por las cuales una persona puede sufrir depresión. El hecho de padecer algún otro dolor o empezar a sentir cercano el momento de abandonar este mundo son solo algunas de ellas. Es necesario que todas las personas mayores tengan a alguien cerca que pueda identificar la presencia de esta enfermedad y proceder a su tratamiento de la mano de algún especialista en la materia.
Teniendo en cuenta la cantidad de gente mayor que hay en España, la cantidad de problemas que puede sufrir ese tipo de personas y la cantidad de gente que en unos años va a estar dentro de la conocida como tercera edad, parece lógico pensar que todavía se deben multiplicar los esfuerzos para que todas y cada una de esas personas tengan una vejez digna y que puedan disfrutar como merecen de la última etapa de su vida. Es algo que le debemos a las personas mayores en reconocimiento por todo el trabajo que han desempeñado a lo largo de su vida y las experiencias que comparten con el resto de la gente.
Cada vez son más las personas en edad de jubilación que optan por trasladarse a una residencia de ancianos. Hay que tener una cosa bien clara: en muchas ocasiones, es complicado o directamente imposible tener una cierta calidad de vida en el hogar. Los hijos e hijas de las personas mayores trabajan y también tienen una gran labor en casa si tienen, a su vez, hijos o hijas. Es mejor vivir en una residencia que contar con ayudas puntuales de nuestros seres queridos y creemos que eso es lo que está haciendo que sea cada vez más gente la que viva en una residencia de ancianos.
¿Cuáles son las claves para una vida absolutamente digna y de calidad en la vejez? Si se opta por vivir en una residencia de ancianos, las instalaciones, la alimentación y los cuidados son aspectos que podríamos catalogar como fundamentales. Si decidimos permanecer en casa, es indispensable que tengamos ayuda a domicilio para cualquier eventualidad que nos pudiese surgir. Hemos estado echando un vistazo a la página web de la residencia de ancianos Nuestra Señora del Rosario y hemos visto que hay servicios en ambos sentidos, lo que nos parece justo para nuestros mayores.
A todos nos llegará el momento de formar parte de la tercera edad
A nadie le conviene hacer oídos sordos en lo que respecta a los servicios y ayudas que necesitan las personas de la tercera edad. Y no le conviene a nadie por una simple razón: si todo va bien, todas y cada una de las personas que habitamos este mundo llegaremos a la edad de jubilación y tendremos que empezar a hacer uso de esos servicios y ayudas. Es ley de vida. Apoyar la causa y fomentar esos servicios es algo que nos va a venir de perlas de cara al futuro puesto que nosotros vamos a llegar a esa fase de la vida también.
Debemos ser conscientes de que habrá una cantidad de posibilidades mucho más grande de sufrir enfermedades o dolores cuando nos encontremos en esa tercera edad. No vale decir que de momento estamos bien y que no creemos que vayamos a tener problemas a partir de los 65. La vida cambia mucho desde este momento hasta que lleguemos ahí, aunque solo nos queden algunos años para alcanzar esa cifra. Por eso es mejor que tengamos la salvaguarda de una red de servicios de la que echar mano cuando empiecen a aparecer en nuestro cuerpo algunos de los signos de la edad.
Hay que hacer todo lo posible por cuidar unos de otros y proteger a los más vulnerables. Y las personas mayores son quizá el grupo de población que más propenso es a sufrir enfermedades y dolores. La sociedad no puede olvidarse de ellas y debe hacer todo lo que esté en su mano para garantizar la calidad de vida hasta el final. Creemos que se van acometiendo mejoras con el paso de los años y eso es algo que siempre debemos celebrar, pero que no debe convertirse en el motivo por el cual dejar de avanzar.
La vida ha cambiado y hay muchas personas que no pueden hacerse cargo de sus mayores. A fin de cuentas, pasamos muchas horas fuera de casa intentando ganar un salario para vivir. Y también tenemos otro tipo de obligaciones con las que tenemos que cumplir. Pero no por esto debemos bajar los brazos en el empeño de cuidar de nuestros mayores, de personas que lo han dado todo por nosotros y sin las que la vida no tendría el mismo sentido. Tenemos la obligación de devolverles el cariño y el cuidado que ellos y ellas nos proporcionaron en su día.
Nada ni nadie tiene que hacer que nos olvidemos de que tenemos un tesoro tan grande como la Tierra: nuestros mayores. Y tenemos que protegerlo con el máximo de los mimos puesto que la vida que hoy conocemos se ha fraguado gracias a ellos.