A veces surgen situaciones en la vida de muchas personas que se presentan con muchas dificultades para poder continuar como lo hacían anteriormente, y entre ellas, encontramos los accidentes de tráfico o las lesiones que las llevan a convertirse en una persona minusválida con todo lo que ello conlleva.
Y sin duda, lo más duro de todo es que la vida sigue a pesar de todo, aunque esta situación sea triste y difícil para la persona que lo sufre. Por este mismo principio las personas que convivimos con este tipo de personas debemos asegurarnos que se sientan cómodos y como en casa en todo momento para que puedan sobrellevar su trauma.
¿Cómo es convivir con una persona minusválida?
Aunque la mayoría de las personas que presentan una discapacidad física o minusvalía no buscan que los tratemos como a personas diferentes, lo cierto es que existen muchas diferencias que tenemos que tener en cuenta al menos durante nuestra convivencia con ellos.
Por lo general, las personas que tienen discapacidades o minusvalías físicas sienten problemas a la hora de realizar cualquier tipo de actividad cotidiana que a los demás nos parecería totalmente sencillo. El simple hecho de desplazarnos de un lado a otro, ya supone una dificultad para este tipo de personas, así que imagínate.
Lo primero que vamos a recomendarte es que les prestes atención, sin hacerles sentir que son dependientes; esto puede parecer difícil de entender, pero nosotros te lo vamos a explicar.
El hecho de que una persona pierda una extremidad, o pierda movilidad en sus piernas en una situación traumática que ataca a la dignidad y salud mental de la persona al igual que lo hace su discapacidad. Las personas discapacitadas suelen sentirse mal consigo mismas (al menos al principio de su condición) y no quieren ser una carga para los demás. Sin embargo, es importante entender que en muchos aspectos ellos nos necesitan, y no deben avergonzarse por ello.
Una de las formas de ayuda más naturales y necesarias que podemos ofrecer a este tipo de personas es a través de una remodelación completa de sus casas; de esta forma, la persona discapacitada se sentirá cómoda e independiente sin necesidad de pedirnos ayuda para hacerse de comer, ducharse o irse a la cama, lo que mejorará notablemente su autoestima y le incentivará a mejorar su condición física.
Cambios necesarios en casa.
Para adaptar nuestro hogar a la condición de este tipo de personas es importante tener en cuenta su propia minusvalía. Por lo general, las personas discapacitadas necesitan una serie de cambios y adaptaciones como los que vamos a ver a continuación:
- Eliminación de barreras arquitectónicas.
Es fundamental eliminar barreras físicas como escalones, desniveles o puertas estrechas.
La casa debe estar despejada y presentar pasillos amplios, y en el caso de que la persona use silla de ruedas, tal como nos informan desde Total Access deberemos instalar rampas, ascensores o plataformas elevadoras para facilitarle el acceso a todas las zonas de la casa.
- Adecuación de los baños.
Los baños son espacios críticos que deben adaptarse para garantizar la seguridad y comodidad de una persona con discapacidad en todo momento. Por ello, es importante instalar barras de apoyo, sanitarios adaptados, duchas a nivel del suelo y grifos de fácil manejo.
- Ampliación de espacios.
Como hemos mencionado anteriormente, asegurar que los espacios de la casa sean amplios y permitan la circulación de sillas de ruedas o dispositivos de movilidad es fundamental.
Para ello quitaremos el mobiliario innecesario y mantendremos los pasillos despejados, lo cual facilitará la movilidad entre habitaciones.
- Instalación de ayudas técnicas.
Incorporar ayudas técnicas como elevadores de asiento, barras de sujeción o sistemas de domótica facilitará las tareas diarias y mejorará la independencia de la persona con discapacidad.
- Iluminación y contraste.
Una buena iluminación y el uso de colores contrastantes en suelos, paredes y elementos facilitarán la orientación y la identificación de espacios para personas con discapacidad visual.
- Adaptación de la cocina.
Ajustar la altura de encimeras, armarios y electrodomésticos, así como facilitar el acceso a utensilios y alimentos, hará que la cocina sea un espacio funcional para una persona con discapacidad.
- Seguridad.
Instalar sistemas de alarmas, detectores de humo y otros dispositivos de seguridad adaptados a las necesidades de la persona con discapacidad garantizará su bienestar en el hogar.
Como ves, adaptar una casa para una persona con discapacidad implica considerar sus necesidades específicas y garantizar un entorno seguro, accesible y acogedor. Estos cambios no solo mejoran la calidad de vida de la persona, sino que también promueven la inclusión y la igualdad de oportunidades en el hogar.
¡Una casa adaptada es un hogar para todos!