Estar pendientes de la salud dental es algo de lo que nunca podemos prescindir. Seguramente no sea en lo primero que pensamos cada día para cuidar de nuestra salud, pero lo cierto es que esto tiene una enorme trascendencia a lo largo de nuestro día a día. Sin salud dental, nuestra calidad de vida se reduce de un modo más que considerable. Por tanto, lo mejor que podemos hacer es preocuparnos por la salud dental propia desde que somos bien pequeños y asegurarnos de que precisamente los más pequeños vayan adquiriendo conciencia y hábitos en lo que respecta a este cuidado.
En España, tenemos un amplio margen de mejora en este sentido. No somos el país del mundo en el que mejor se cuide de los dientes y tenemos que diagnosticar cuál es el problema que nos conduce a ello y a resolverlo de manera inmediata. Y nos afecta a todos los grupos de población por igual, a pesar de lo cual quiero que hagamos referencia a los más pequeños puesto que son ellos los primeros agentes de cambio. Está claro que si ellos adquieren el hábito de cepillar sus dientes tres veces al día y acudir al dentista una vez al año, las generaciones que vayan después de ellos van a tener un buen ejemplo que seguir.
El aspecto geográfico es algo que debemos tener siempre en cuenta a la hora de valorar el estado de la salud dental. Eso es precisamente lo que comenta una noticia publicada en la página web de Infosalus y en la que se indica que los niños del norte de España disponen de una mejor salud dental que los del sur. Por poner un ejemplo, os podemos decir que en Euskadi la prevalencia de caries en niños de hasta 12 años era del 26%, mientras que en las Islas Canarias el porcentaje era el doble.
La geografía es un factor que, como veis, es importante y que lo va a seguir siendo. No cabe la menor duda de que no es fruto de la casualidad que en unas zonas se cuide más de la salud dental y en otras menos. Se trata de una cuestión que tiene mucho que ver con cómo somos, con la adquisición de hábitos, con la cultura y costumbres que nos han inculcado. Y claro, los porcentajes que hemos comentado más arriba explican buena parte de esto.
Esa cuestión geográfica también se nota si echamos la vista hacia el resto del continente. Hay un estudio de Gaceta Dental que comparto a continuación y que especifica cuáles son los mejores y los peores países en materia de cuidado de los dientes. Vamos a fijarnos en los seis países que peores resultados presentan: son Estonia, Letonia, Lituania, Bulgaria, Eslovaquia y Croacia. Tres de esos seis países son las repúblicas bálticas. No es casualidad que tres de esos países estén tan juntos físicamente. Es evidente que algo tiene que ver la posición geográfica de estos países con el cuidado de su boca y dientes.
España, en este ranking, ocupa la tercera posición por arriba, que en teoría es una gran noticia para nuestros intereses. Se tienen en cuenta varios factores en lo que respecta a este tema y no solo tienen que ver con las condiciones dentales que tenemos a día de hoy, sino también al número de dentistas que hay por cada 100.000 habitantes, el consumo de alcohol o el consumo de tabaco. Lo cierto es que solo nos superan Italia y Alemania, aunque creemos que es más constructivo ser críticos e intentar ser cada día un poco mejores que quedarnos regocijándonos con la buena posición que tenemos. Además, la realidad es la que es: sigue siendo necesario mejorar.
Uno de los aspectos en los que más podemos intervenir para la mejora de nuestra salud bucodental es el de la alimentación… y aquí es donde pensamos que existe un mayor margen de mejora en nuestro país. Hemos contactado con los profesionales de la clínica Blanc, que han estado de acuerdo con nuestra apreciación y que han hablado de distintas cosas ligadas a la alimentación entre nuestros pequeños que no son en absoluto positivas para su salud dental.
- Lo primero que indican es que los niños pequeños en España abusan de productos azucarados, tales como las chucherías o los refrescos. No vamos a decir que tengan que estar prohibidos, pero sí que hay que tener un control sobre su consumo.
- No existe ese hábito de que nos cepillemos los dientes tres veces al día después de las comidas… y, claro, eso al final hace que no le demos tanta importancia al hecho de que nuestros peques lo hagan. Si existiera una exigencia por nuestra parte, lo que hoy es una obligación para ellos se terminaría convirtiendo en un hábito, que es justo lo que queremos para cuidar de nuestra salud dental.
- El consumo de alimentos que son sanos para nuestros dientes, como es el caso de las frutas, no es tan grande como el que debería ser.
La labor que tenemos los padres y madres es muy importante en todos y cada uno de los sentidos que acabamos de mencionar. Somos nosotros y nosotras quienes tenemos que explicar por qué deben nuestros hijos e hijas cuidar de sus dientes y cuáles pueden ser las consecuencias de no hacerlo. Además, también somos nosotros y nosotras los que tenemos que llevar a cabo la tarea de supervisar que se realicen estas acciones.
También tenemos que predicar con el ejemplo, como no podía ser de otra manera. Si no hacemos lo que estamos pidiendo a nuestros hijos e hijas que hagan, nuestros consejos van a dejar de tener valor para ellos y ellas. Por tanto, hay que procurar lavar nuestros dientes tres veces al día y procurar que nos vean. Si los resultados de nuestras pruebas anuales son buenos, también nos tenemos que asegurar de que nuestros hijos e hijas sean conscientes de ello para que valoren la tranquilidad que supone saber que tenemos la boca perfectamente cuidada.
No debemos esperar a que haya problemas en nuestra boca
Buena parte de los problemas que tenemos en nuestra boca a lo largo de los años tienen que ver con la falta de hábitos de la que hemos hablado en los párrafos anteriores, pero también con el hecho de que preferimos esperar a que se presenten los problemas dentales a ponerles la solución conveniente para tratar de prevenirlos. Se trata de un error garrafal que obtenemos por esta vía puesto que es la que más problemas nos va a ocasionar y la que más cara nos va a salir. Y es que muchas veces decidimos no ir al dentista porque nos da miedo lo que eso pueda suponer en términos económicos para nuestro bolsillo sin saber que no ir termina resultando a la larga mucho más caro.
Tampoco debemos tener miedo desde el plano físico, el del dolor. Hay muchas personas todavía a día de hoy que no pueden soportar y estar cerca de una de las herramientas con las que trabaja el dentista. Pero lo cierto es que son las más efectivas con las que se ha contado en el seno de esta profesión para desarrollar un trabajo que sea indoloro y que además destaque por ser efectivo. El desarrollo de la tecnología con la que se cuenta en el sector odontológico ha sido brutal y sería una verdadera lástima que no la aprovecharemos en beneficio de nuestra salud dental.
Eliminar algunas de las falsas concepciones que podemos tener sobre aspectos económicos y dolores físicos que estén relacionados con una visita al dentista es algo necesario para empezar a cuidar de nuestra salud dental. Ese es siempre el primer paso para hacerlo. El dolor económico y el dolor físico de no acudir al dentista quizá tarde más en llegar, pero está claro que nos va a sacudir de una manera mucho más peligrosa en el momento en el que termine llegando, que lo hará.
Es cierto que un problema dental no es lo mismo que padecer un cáncer de páncreas, por ejemplo. Este último caso puede ocasionar una muerte relativamente rápida, algo que prácticamente no va a suceder si no cuidamos de nuestra boca. Pero os podemos asegurar que los años de vida que nos queden no van a resultar nada cómodos si no cuidamos de todas y cada una de nuestras piezas dentales. Sabéis perfectamente lo que molesta y lo que duele un dolor de muelas. Cada día que nos reste de vida puede ser un infierno si no cuidamos de nuestros dientes y terminamos asumiendo como algo habitual ese tipo de dolores.
Cada persona es responsable de sus propias decisiones y eso es lo verdaderamente positivo de un aspecto como el de la salud dental. Somos nosotros y nosotras mismas quienes decidimos si queremos permanecer protegidos y protegidas o no. No vamos a tener la oportunidad de echarle la culpa al destino, al karma o a cualquier otra persona o cosa. Debemos pensar muy detenidamente qué camino queremos elegir.